Las últimas semanas han sido super intensas he tenido el privilegio de encontrarme con mujeres en lugares poderosos y estos encuentros han sido puro poder, magia, transformación y gozadera.
#ViajeLIbertad es el último sitio donde estuve, en Zion un lugar espectacular. Me permitió conocer en vivo el hermoso trabajo y la historia de Adriana Gonzales. Las mujeres... aún más espectaculares del lugar.
Todas ellas latinas, migrantes viviendo en USA y generando su tribu de mujeres a partir de estos encuentros.
Espacios de vulnerabilidad al aire libre, en público. Historias de vida dolorosas que se cuentan y de pronto PUM la magia sucede un espacio de TRANSFORMACIÓN. Ahí frente al grupo y a los ojos de todas, la historia de dolor se convierte en energía para seguir adelante con otro relato del recuerdo.
Esto es lo que pasa cuando las mujeres nos juntamos con un propósito. Cuando las mujeres nos ponemos al servicio de otras. Muchas lo llaman sanación, yo hoy prefiero llamarlo transformación.
Me di cuenta de que al decidir transformar mi dolor, mis heridas y tomarlas como el combustible para hacer el movimiento que la vida me pide, puedo realmente resolver de fondo las cosas y sostenerme en mi transformación.
Llegar a eso me ha requerido ir al fondo de mi ser, quitarme miles de capas de lo que he creído que soy, desde mi trabajo, mis estudios, mis relaciones, mis hijos y realmente conectar con ese ser único que soy desde la esencia.
Es que es bien fácil contarnos historias, validar posturas y defenderlas con ideas que tomamos como verdades. Cuando he hecho eso UFFFF, me he topado con la pared.
Al aceptar mi verdadera naturaleza y relacionarme con los roles que se requiere de mi, en mi campo de acción, me siento liberada, enfocada, con mucha claridad. Desde ahí puedo reconocer ese servicio único que comparto con las mujeres. Mujeridad Despertar. Que es justo acompañarte a lograr hacer lo mismo, y cuando digo esto
no me refiero a acompañar a otras mujeres a hacer lo mismo que yo, si no a que puedas quitarte todas esas capas de lo que hoy crees que eres y no es realmente tú
hasta llegar a la profundidad de tu ser, a la fuente de tu propia existencia. Cuando ocurre ese contacto, se abre el corazón y te crecen las alas, obtienes tu visión. Desde ahí el camino se clarifica y todo en la vida se acomoda.
Honrar y conectar con la esencia es una delicia. Desde ahí soy un ser juguetona, cantarina, danzarina, en constante movimiento, aunque sea desde mi lugar.
Cuéntame tú ¿cuantas capas te has quitado? ¿Cuántas más podrías soltar?
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