En todos los años que llevo trabajando con mujeres he tenido grandes encuentros y desencuentros, de todos he aprendido un montón, creo que sobre todo de los desencuentros. Ahí me he encontrado bajo presión, retos y teniendo que entregar resultados, puliendo carbones que en ocasiones se han convertido en diamantes.
El secreto de todo esto ha sido el reconocer lo que llevo dentro permitirme transformar mi ser a cada instante. Plantear claramente lo que soy y desde ahí entrar en el espacio del vacío, de la soltura y de la flexibilidad para encontrar espacios inexistentes previamente que permitan la creación de nuevos escenarios para seguir adelante.
Me he dado cuenta de que trabajar con mujeres es impulsar la evolución de la especie y es estar cambiando el mundo paso a paso a cada nuevo espacio hacia el que nos movemos. Una de las claves de esto es observar la influencia que el equilibrio de los elementos manifiesta en un momento especifico.
Por ejemplo, si tengo que tomar decisiones y hay demasiada agua, posiblemente este muy atrapada en las emociones y no pueda avanzar la situación. Ahí podría ejercer la alquimia del atla-chinolli metiendo un poco de fuego o de aire para mover las aguas con otra perspectiva. Si de pronto me siento que no tengo claridad, pues quizá este en una situación con exceso de tierra y requiera un poco de aire para ver con perspectiva las cosas y seguir adelante en el camino.
trabajar con mujeres es impulsar la evolución de la especie y es estar cambiando el mundo paso a paso
La realidad es que entablar una relación con los elementos es cuestión de toda una vida, hoy puedo decir que comienzo a darme cuenta de su interacción y de la importancia de identificarlos plenamente, pero el hacerlo es algo que se sigue practicando a cada instante. Además, creo que es una labor que no tiene como acabar mas que cuando ejercemos el último acto de transformación que es dejar este cuerpo para seguir ciclando nuestra energía en las otras formas.
De lo que patentemente siento profunda gratitud es de el espacio maravillosos que e ha abierto para trabajar junto con mi queridísima hermana de camino Elena Fegueres con quien me ha tocado vivenciar muchas cosas por primera ves. Es un camino que hemos recorrido por ya 20 años de andar prendiendo fuegos, haciendo rezos, levantando tabaco caminando juntas a ratos y cada quien en su senda a otros.
Este año finalmente nos juntamos con el destino para entregarnos a la experiencia de acompañarte a iniciar o profundizar en tu relación con los elementos. Conocerlos en lo individual para entender su constante interacción a cada instante. Para entrar en la congruencia y en la coherencia de la esencia y permitirnos pulir diamantes de cada relación que tengamos en la vida.
Comaprte